SEMANA I - 30 Enero a 3 Febrero
Mi primera experiencia en el centro fue pura terapia de choque. El primer día como docente en prácticas me llevé una buena dosis de realidad, aquella que si en el futuro progresamos en el mundo de la educación nos encontramos a diario. Primer día en el IES La Torreta y reunión con los padres de dos alumnos con un bagaje muy negativo tanto de notas como de comportamiento. La impotencia y la rabia contenida era evidente en la cara de los padres a las palabras del tutor, que enumeraba una a una las cuestiones que afectaban a sus pupilos, siempre dejando un hilo de esperanza para la mejoría, al cual se agarraron con firmeza con el propósito de ‘encauzar’ a sus pequeños.
Ese golpe de realidad llegó tras un primer día en el que a los alumnos del máster se nos puso en contexto con la metodología del centro y sus instalaciones. El lugar es emblemático, un IES en un huerto de palmeras. Bonito, sí, pero desesperante en algunos aspectos para los que quieren modernizarlo, ya que al estar situado en un espacio protegido construir y modificar las instalaciones está prohibido.
A lo largo de la semana fui conociendo los diferentes grupos que imparte mi tutor asignado. La diversidad es máxima. 2º y 3º de la ESO, PMAR y Formación Profesional Básica (módulo de jardinería). Es evidente que el centro hace proezas para que el ratio de los alumnos no sea excesivo pese a las cortapisas burocráticas que tienen. De tal manera, 2º ESO, en castellano, está desdoblado, así como parte de 3º. El perfil de estos tres grupos es bien distinto y me fui sorprendido al ver cómo el perfil del ‘repetidor clásico’ ha ido cambiando a lo largo de los años.
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